Un final feliz tuvieron las actividades de catequesis en este curso. Estaba programada una jornada en la Quinta de San Eutiquio, como en años anteriores. Un grupo de valientes partimos de la parroquia, desafiando los pronósticos del tiempo, que anunciaban que la fiesta se iba a aguar. En plan mochilero, caminando y conversando de forma amena, llegamos al lugar. Otros, en plan más cómodo, se sumaron después sobre ruedas. La lluvia nos visitó mientras compartíamos la Eucaristía y presentábamos al Señor nuestros afanes, trabajos y momentos gozosos del curso. Quizás ese agua venida de los cielos fue todo un símbolo de la gracia y el amor del Señor que acompañaron en todo momento y de forma abundante las labores catequéticas. También nos acompañó durante la comida, bendiciendo nuestro compartir fraterno. Pero se retiró después para dejarnos disfrutar toda la tarde de juegos y más juegos por aquellos amplios campos. Y, con el cansancio en las espaldas, todavía algunos valientes tuvieron la osadía de volver caminando. Día feliz que agradecemos al Señor y a cuantos lo hicieron posible. |